Un día sin compras, otras formas para vivir mejor con menos.

En el Día Internacional contra el Consumismo, la Coordinadora Verde
recuerda que hay otras formas de intercambio de bienes, productos y
servicios fuera del consumismo irresponsable. El abuso del consumo en
los países ricos empobrece a los que no lo son, cuyo territorio es
esquilmado por la brutal huella ecológica de los países “desarrollados”.

Para Sonia Ortiga, coportavoz de la Coordinadora Verde “el intercambio
de bienes y servicios debe servir para cubrir las necesidades reales.
El actual sistema de crecimiento económico infinito basado en el
crecimiento sin fin del consumo es perverso, conduce al
empobrecimiento de los países del Sur que soportan la huella ecológica
de las naciones ricas, aportando la materia prima para todos nuestros
excesos. El medio ambiente y la sociedad resultan devastados por la
obesidad económica del primer mundo que ha contraído una deuda
ecológica con los Países del Sur. Cuanto antes, debemos salir de este
consumismo diseñado, que agota los recursos naturales y que llena el
mundo de vertederos con productos efímeros, innecesarios y de vida
corta”.

Prosigue la coportavoz de la organización ecologista que ante un día
de reflexión como el día son compras, se pide "una apuesta activa por
otro modelo de producción y consumo, donde el eje sea la optimización
de los beneficios sociales y ecológicos, la justicia ambiental y
social, la redefinición de la riqueza y la no dependencia del
consumismo y el respeto de la biosfera”.

En palabras de Florent Marcellesi, coportavoz de la Coordinadora
Verde, "Las alternativas son claras para la Coordinadora Verde:
simplificar, cambiar nuestro sistema de necesidades, emplear monedas
locales y sistemas de trueque e intercambio local (Bancos de Tiempo
por ejemplo), fomentar los circuitos cortos de producción-consumo,
reparar, reutilizar, reciclar, no dejar huella de residuos, no abusar
de los países del Sur. En este camino, se trata de fomentar un
decrecimiento selectivo y justo de modo que se aliente, a través de
vías únicamente democráticas, la disminución de nuestro consumo de
recursos naturales donde resulta necesario (principalmente en el
Norte) y se promueva el crecimiento sustentable donde es posible y
deseable (principalmente en los países del Sur). Dicho de otra manera,
se trata de "vivir mejor con menos"."

Serge Latouche, uno de los teóricos del decrecimiento, retrata la
perversidad del sistema consumista:
“Se necesitan tres ingredientes para que la sociedad de consumo pueda
continuar su ronda diabólica: la publicidad, que crea el deseo de
consumir; el crédito, que proporciona los medios, y la obsolescencia
acelerada y programada de los productos, que renueva la
necesidad” (Latouche, 2009. Pequeño tratado del decrecimiento sereno.
Icaria, Barcelona. p.26)

Desde la Coordinadora Verde, nos hacemos eco de las 8R de la teoría
del decrecimiento:

1- Revaluar- Cambiar los valores

2- Reconceptualizar- “Deconstruir” conceptos (pobreza, riqueza,
escasez, abundancia…), repensarlos y volverlos a definir

3- Reestructurar- Adaptar el aparato de producción y las relaciones
sociales en función del cambio de valores

4- Redistribuir- repartición de riquezas así como el acceso al
patrimonio natural

5- Relocalizar- Producir localmente los bienes esenciales. Anclaje
territorial

6- Reducir- Reducir no solo el impacto de nuestras maneras de producir
y consumir, sino reducir también los riesgos sanitarios, los horarios
de trabajo, el turismo de masas.

7- Reutilizar

8- Reciclar