El coste de la vivienda.

Bajo la nueva sección de lectura, "El rostro de la crisis", publica el Diario de Navarra de hoy un artículo que describe la modalidad de vivir en una habitación alquilada.

La crisis dispara el alquiler de habitaciones

- El precio oscila entre los 180 € de Milagrosa y 400 € de San Juan y Mendebaldea

- Las inmobiliarias admiten que este fenómeno se ha incrementado en Navarra

- Profesionales, inmigrantes trabajadores y separados recurren a esta fórmula de alojamiento


En el artículo se describe la situación de diferentes personas que viven o han vivido en esta modalidad y también de las familias que se plantean destinar a un cuarto de su vivienda al alquiler con el fin de minimizar los impactos de una precaria situación económica. El tenor general de las personas entrevistadas es molesto con su situación residencial, perciben la convivencia con otras personas difícil o tienen "miedo" a meter a una persona desconocida en su casa. Solo uno de los entrevistados, un joven empleado mileurísta sin familia propia todavía y gusto por salidas y diversión, menciona estar contento con su situación actual. Todos los demás echan de menos su privacidad, ven como agravio tener que adaptarse y compartir casa y consideran los precios por las habitaciones excesivos.

Podemos discrepar sobre nuestra capacidad de convivencia y adaptación, podemos debatir el individualísmo creciente que caracteriza nuestra sociedad y la segregación social y generacional que deja solos a los que a veces no lo quieren estar, podemos decir que nos quejamos a un nivel muy alto, que tenemos mucho "morro" y unas expectativas irreales en algunos casos, ... pero no podemos obviar que los precios, FRUTO DE LA ESPECULACIÓN URBANÍSTICA, la ausencia de medidas que FOMENTAN EL ALQUILER, que regulen sus precios y la DESPROTECCIÓN LEGAL DE INQUILINOS Y PROPIETARIOS QUE ALQUILAN forman parte de las penurias económicas de un porcentaje cada vez mayor de la población.

Como solución inmediata parece adecuada la medida que se deje de promocionar la adquisición de vivienda a través de desgravaciones fiscales. Esta medida tendría un efecto directo sobre los precios de compra. A la vez sería conveniente aumentar las desgravaciones por alquiler. Absolutamente necesario es crear un censo de viviendas, locales y naves vacías. Resulta coherente la introdución de un nuevo impuesto municipal para inmuebles vacíos, lo suficientemente importante como para persuadir a los propietarios a poner a estos en el mercado de alquiler o de compra-venta para que sean aprovechados para su uso y no para fines especulativos. La recaudación de este impuesto se re - invertiría para la adquisición de vivienda social municipal de alquiler y para subvencionar obras de partición y adaptación al uso compartido multi - generacional o de diferentes unidades familiares en edificios existentes a remodelar para su mejor provecho. Con el fin de evitar la picaresca se fijaría una cantidad de metros cuadrados máximos por cada miembro de familia o persona sola "libre" y se penalizaría con el impuesto que penaliza el exceso de propiedad para el uso personal.

La idea básica es, separar los conceptos: Vivienda para vivir y vivienda para invertir. ¿Cuantos metros necesita un individuo para vivir dignamente? Supongo que en cada lugar del planeta nos darían otra contestación a esta pregunta, pero creo que estamos de acuerdo que una persona que vive sola no necesita 90 metros, ni una familia de 4 miembros un piso de 115 metros construídos, una casa en el pueblo de 160 metros y un apartamento de 75 metros en la playa. Todos con sus correspondientes trasteros y plazas de garaje, claro. Las consecuencias del exceso de construcción con su alto coste medioambiental, destructor de urbanismo compacto y sostenible y costoso en los que se refiere a servicios y prestaciones, costoso para todos quiero recalcar, las estamos notando ya.

Los efectos de casi diez años de hipotecas "fáciles" e intereses "chollo" que han llevado a unos precios irracionales en proporción con los salarios y rentas de las personas, han dejado rastro. Rastro social que deja a la gente o bien con la losa de una hipoteca desproporcionada, una losa que afectará al futuro de esta persona, su familia o planificación familiar, o la impide directamente acceder a una casa, ni siquiera alquilada, obligándola a tirar de la solución de la habitación en el piso compartido, muchas veces también cara y en el menor de los casos deseada.

En Navarra, provincia con un exceso de vivienda manifiesto (solo en Pamplona 20.035 pisos vacíos, según el informe de la Cámara de Comptos de la semana pasada) el mercado de vivienda, libre y autoregulador en la mayoría de los países europeos, ha sido manipulado e hinchado artificialmente. Solo medidas drásticas alimón con cambios fiscales pueden revertir la situación.