Las Mujeres en el 8 de marzo

Nacer mujer, hombre o transexual no debería suponer hoy en día ninguna barrera para que la persona se pudiera desarrollar plenamente sin ningún tipo de corsé.

Sin embargo la realidad cotidiana deja mucho que desear, todavía en nuestro país ser mujer a menudo supone tener que romper una serie de barreras, aquí no nos extirpan el clítoris, pero nos agujerean las orejas y muchas veces nos educan en una serie de normas no escritas que nos predisponen en nuestra madurez, modelando nuestro cerebro infantil. Es cierto que también se ejerce esa presión sobre los varones, solo que a ellos se les condiciona para otro tipo de valores.

Cuando tomas conciencia de ello, sobre todo a las mujeres de mi edad nos supone mucho más que un reto personal, cambiar nuestra actitud y de la sociedad.

Supone cambiar las costumbres, las leyes (dotarlas económicamente) y los comportamientos de las mujeres y de los hombres: No etiquetar que cada persona no esté pre-condicionada.

Pero nuestra visión del conjunto de las mujeres en el mundo nos hace ser solidaria con aquellas que padecen todo tipo de sometimientos y vejaciones, es necesario que les lleguen los derechos de las mujeres europeas, ya que voten, que tengan acceso a la educación, a un trabajo o a disfrutar de su propia sexualidad, que elijan cuando quieren ser madres, es muchas veces una utopía.

Para ello es necesario que se invierta más en alfabetizar, tener agua potable y se acabe con el fraudulento uso de la religión para justificar considerarnos personas de segunda clase.

Los valores femeninos y masculinos deberían ser reconsiderados, toda vez que se justifica la competitividad como valor masculino y como mérito para la supervivencia de la especie, que ha sido adoptado por el capitalismo y que nos está llevando al desastre.

La colaboración y la solidaridad son valores de la naturaleza, si no se colaborase muchas de las especie no podrían salir adelante, hay muchos ejemplos que no se quieren ver en nuestra sociedad. Se ha creado un mito de ello. Pondré un ejemplo: La ballena Franca se aparea con 3 machos que colaboran entre ellos ya que son necesarios dos para soportar y mantener a flote a la pareja que copula, luego los machos se turnan, con lo que la hembra (que es de mayor tamaño) tiene más posibilidades de quedar embarazada.

La ética del cuidado de la vida, se siente más cercana por parte de la población femenina (protección de los seres vivos) se opone, así, a la esencia agresiva de la masculinidad. Las mujeres del tercer mundo han sido las que han estado más cerca del trabajo con la Tierra y han sido las mujeres las que más se han alzado para defender la Naturaleza (mujeres Chipko, Vandana Shiva), adquirieron conciencia de grupo y posteriormente continuaron luchando contra la violencia doméstica y por la participación política.

Mientras, en el primer mundo la publicidad genera estereotipos femeninos que convierten a la mujer en un bien de consumo cuyo modelo de belleza y bienestar la hacen presa de productos y servicios como respuesta a su insatisfacción para conseguir el reconocimiento social (incluida la cirugía estética), contra esto nació un feminismo que buscó una ginecología alternativa frente a los tratamientos invasivos de médicos y grandes laboratorios farmacéuticos.

Nuestra autoconciencia como especie humana ha de avanzar hacia la igualdad de mujeres y hombres en tanto partícipes no sólo de la Cultura sino también de la Naturaleza. Esto incluye tanto la integración de las mujeres, como la plena aceptación en lo propiamente humano de aquellos elementos despreciados y marginalizados como femeninos (los lazos afectivos, la compasión, la materia, la Tierra). Obtener una visión más realista de nuestra especie como parte de un continuo de la Naturaleza y, consecuentemente, tratar a los seres vivos no humanos con el respeto que merecen. Superar el sexismo, el androcentrismo, el racismo y el antropocentrismo son las metas que hoy tiene por delante el feminismo.

Rosa Burgos Pérez
www.verdesaragon.org